Voy a comenzar por el Sindrome Dowm
SINDROME DE DOWN
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El término síndrome de Down se refiere a una anomalía cromosómica en el par de autosomas 21. Actualmente, el síndrome de Down se define como el conjunto de manifestaciones fenotípicas que se encuentran asociadas a las alteraciones existentes en el autosoma 21, y en concreto, al exceso de material genético de la porción distal del brazo largo de dicho autosoma.
Esta anomalía afecta en la actualidad a 1 de cada 1000 niños nacidos según algunos autores como Martínez – Frías (1991). Otros sin embargo consideran que la frecuencia de aparición es de 1 por cada 700 nacidos. De todas formas, en lo que sí hay un acuerdo, es que éste es el síndrome más frecuente de entre todas las alteraciones conocidas de tipo genético.
EL LENGUAJE Y LA COMUNICACIÓN EN SUJETOS CON SINDROME DE DOWN
La importancia de la comunicación es indiscutible, ella nos permite ir adquiriendo conocimientos, seguridad para explorar el mundo que nos rodea, experiencias… en fin, un individuo que no se comunique, que no viva en sociedad no tendrá un desarrollo adecuado, llegando a tener diversidad de carencias.
Esto hace que el lenguaje, como medio de comunicación, tenga una importancia considerable. Cuando hablamos de lenguaje, no nos referimos única y exclusivamente a lenguaje hablado, ya que existen otros tipos de lenguajes no verbales, por ejemplo, el lenguaje de sordos, el Bliss…
El objetivo que hay que plantearse es la COMUNICACIÓN, ya sea hablada, signada o escrita, no importa el medio que se utilice sino la comunicación en sí. Este error es cometido por muchas personas (profesores, madres…) que le dan demasiada importancia a que su niño “hable como los demás”, “lea como los demás”… derivando esto en una pérdida de tiempo para la enseñanza de otro sistema de comunicación.
Así, el lenguaje es uno de los elementos más importantes que usamos en nuestra comunicación, nos ayuda a mantener el contacto con las personas que nos rodean y nos facilita la tarea de aprender. De ahí reside la importancia del lenguaje en el síndrome de Down para que pueda integrarse bien en los contextos familiar, escolar y social.
El lenguaje es producto de una serie de elementos cognitivos, afectivos y sociales.
Resumiendo, la funcionalidad de la comunicación es lo que nos interesa; de modo que, si vemos que el niño no responde satisfactoriamente o no es capaz de hablar, hemos de proporcionarle otro sistema de comunicación alternativo que pueda utilizar.
La estimulación PRECOZ.
Los primeros años de la vida de un niño, tanto si es trisómico-21 como si no, están impregnados de un constante desarrollo.
Las estructuras físicas y psicológicas del niño en ese periodo están en la máxima flexibilidad y moldeado, y también su máximo de receptividad a estímulos educativos. Como consecuencia de todo esto, el niño está también en su máximo de posibilidades de aprendizaje.
Debido a esto y porque el niño trisómico-21 nace sin alcanzar el desarrollo pleno, precisa de un programa que potencie las deficiencias que constitutivamente tiene y evite una hipertrofia en músculos y demás órganos afectados.
Por otra parte, debemos decir que este programa es necesario para estos niños, ya que por regla general, presentan unas reacciones más lentas que el normal, además su campo sensitivo y perceptivo están limitados y por último la fijeza de sus aprendizajes es muy inestable.
De todas formas la estimulación precoz es básica para un buen desarrollo posterior del niño, y cuando nos referimos a un desarrollo, lo hacemos pensando en todos los aspectos, tanto motor, como cognitivo y afectivo-social.
Esta estimulación precoz le va a permitir al niño vivir unas experiencias enriquecedoras y adquirir constantemente nuevos aprendizajes.
¿Cuándo se debe empezar esta estimulación precoz?
La estimulación precoz es un tiempo que se le gana a la deficiencia, por eso es necesario empezar esta estimulación lo antes posible. Lo ideal sería comenzarla desde el mismo momento del nacimiento del niño.
Una educación apropiada en las primeras fases de la vida, e decir, una educación que favorezca al desarrollo del niño trisómico-21 requiere que, tanto los educadores como los padres estén en continuo contacto y que los padres sean co-terapeutas.
El programa de estimulación precoz debe enfocarse a las áreas siguientes: psicomotricidad fina y gruesa, lenguaje y comunicación, sociabilidad y convivencia y nivel cognitivo, así como el cultivo de la afectividad. Todas estas áreas deben trabajarse de manera globalizada y nunca hacer un entrenamiento de funciones aisladas.
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